Hemos llegado a la última lección. Si aún no lo has hecho, éste es el momento de reflexionar seriamente sobre tu situación delante del Señor. Si ya te has entregado a Cristo pero aún no has pedido el bautismo cristiano, es hora de tomar la decisión de obedecer al Señor en este importante paso. Para terminar miraremos:
Hemos notado que la Biblia contiene diferentes clases de bautismo. El Señor Jesucristo espera que
todo creyente se bautice con el bautismo cristiano. Es un pequeño “drama” en el cual el creyente
es sumergido momentáneamente en el agua, representando que murió y fue sepultado con Cristo.
Esto representa el fin de su vida antigua, su viejo hombre. Al salir del agua nuevamente, está
mostrando que resucitó con Cristo con una vida nueva. Debemos recordar que el bautismo NO
SALVA. Buscamos bautizarnos porque el Señor lo ordenó, mas NO porque nos pueda limpiar los
pecados, o hacernos nacer de nuevo, o añadir algo de santidad, o hacernos más salvos, o reducir
las tentaciones. Jesucristo nos manda que después de la conversión, nos bauticemos “en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. El bautismo puede ser realizado en cualquier lugar
donde haya suficiente agua, y por cualquier hermano en Cristo de buen testimonio. Es quizá más
importante que se haga en el lugar donde el creyente vive, como testimonio delante de las personas
que le conocen.
“Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil
personas: Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el
partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos2:41,42). Después de su conversión, estos
primeros cristianos demostraron públicamente su entrega a Cristo con su bautismo. Pero ¡allí no
terminó su experiencia! Se nos dice que estos creyentes perseveraban. Sin duda estos creyentes
tenían sus problemas, tentaciones y frustraciones, pero seguían firmes y fieles al Señor. Notamos que estos nuevos creyentes perseveraban en cuatro cosas: (1) La doctrina de los apóstoles: Buscaban aprender y practicar la Palabra de Dios. Después de tu bautismo hay mucho que aprender. No te dejes engañar por Satanás pensando que ya sabes suficiente y no necesitas más del estudio de la Palabra. (2) La comunión unos con otros: Estos creyentes buscaban activamente relacionarse entre sí. Se reunían, se estimulaban a amar a Dios y a los demás, hacían buenas obras juntos, se preocupaban los unos por los otros. Todo creyente bautizado debe formar parte activa de una asamblea o iglesia local. (3) El partimiento del pan: La Cena del Señor es la única reunión o celebración que el Señor Jesús pidió explícitamente. En ella adoramos al Señor por su maravilloso sacrificio por nosotros y anticipamos su pronto regreso. La invitación de Jesucristo mismo a todo creyente que le ama es: “Haced esto en memoria de mí” (1 Corintios11:24,25).
¿Estás respondiendo a esta hermosa invitación? Es muy importante que perseveres en esto. (4) Las oraciones: El tiempo de oración personal es indispensable para todo creyente. Sin embargo,
también notamos que los creyentes en el Nuevo Testamento practicaban y perseveraban en la oración colectiva (Hechos1:14). Juntos buscaban los recursos de Dios para enfrentar los ataques del enemigo.
Muchos nos hemos preguntado si es necesario ser bautizado para participar de la Cena del Señor.
Para dar una respuesta, primero comparemos estos dos actos simbólicos. Son dos cosas distintas:
El bautismo es un testimonio visible de la conversión, mientras que la Cena del Señor es un memorial de la muerte del Señor. El bautismo se refiere a mí, mientras que la Cena se refiere a Él. El bautismo es una responsabilidad personal, la Cena es un privilegio colectivo entre creyentes. El bautismo es “una sola vez”, la Cena del Señor es una celebración permanente “hasta que Él venga”. Tienen en común, que tanto el bautismo como la Cena fueron instituidos por el Señor Jesucristo. Lo normal es que todo creyente participe de los dos (Mateo28:19 y 1 Corintios11:23-
30). En la Biblia no encontramos un versículo que prohíba que alguien participe de la Cena sin haberse bautizado; sin embargo, lo normal es que el cristiano participe de la Cena del Señor después de haberse bautizado. Creemos que esto es cierto por las siguientes razones: (1) Este orden es lógico: Primero, el bautismo para demostrar públicamente que si es creyente, luego la Cena para expresar nuestra gratitud al Señor junto con otros hermanos. (2) Ejemplos bíblicos: Después del nacimiento de la Iglesia en el día de Pentecostés, notamos que todo creyente era bautizado enseguida o poco después de su conversión. Por lo tanto, es de esperar que todo creyente que se unía a los apóstoles y a los demás hermanos para celebrar la Cena del Señor, ya era bautizado con el bautismo cristiano (Hechos2:41,42). (3) Observación pastoral: Si un creyente no quiere obedecer al Señor con el bautismo cristiano pero sí quiere participar de la Cena, se le debe preguntar: ¿Por qué no te has bautizado? Si “algo” le impide el bautismo, ese mismo “algo” probablemente también le impide participar a la Cena del Señor. Ese “algo”, puede ser rebeldía y falta de sujeción a la Palabra, o desobediencia al mandamiento, o simplemente poco amor por el Señor Jesucristo. ¿Estás participando regularmente a la Cena del Señor? ¿Estás respondiendo a ese llamado de amor de nuestro Salvador: “Haced esto en memoria de mí”? Es un privilegio y también una responsabilidad.
En otras palabras, ¿debo pedir que me bauticen, o debo esperar que alguien venga y me motive?
En Mateo28:19 el deber recae sobre el que predica el evangelio. Somos llamados tanto a hacer
discípulos como a bautizar. ¿Entiendes esto? Si compartes tu fe en Cristo con otro, pero no
promueves el bautismo cristiano, tu evangelismo es incompleto. Nuestro llamado del Señor es a
evangelizar (hacer discípulos), a bautizarles y edificarles (enseñarles). Debemos promover
activamente el bautismo. Por otra parte, el nuevo creyente también tiene la responsabilidad de
buscar ser bautizado. Si leemos con cuidado el encuentro entre Felipe y el etíope en Hechos8,
notamos que el etíope es el que toma la iniciativa de pedir el bautismo. Primero Felipe le explica
el evangelio (v.35), lo cual incluyó, sin duda, alguna enseñanza sobre el bautismo, porque al
terminar el etíope pregunta ¿Qué impide que yo sea bautizado? ¿Te has hecho esta misma
pregunta? No debes esperar que alguien te anime a que te bautices. Si amas al Señor, la
responsabilidad es tuya. Toma la iniciativa. Comparte tu deseo de bautizarte con la persona que te
anunció el evangelio o con algún hermano de confianza en la iglesia local. Sencillamente
pregúntale “¿Qué impide que yo sea bautizado?”. La responsabilidad de obedecer al Señor en el
paso del bautismo es tuya.
Ahora que has estudiado seriamente el tema del bautismo cristiano, el Señor espera una respuesta
de tu parte. No es un ser humano el que te pide actuar, es el Señor mismo, el que te compró con
su sangre, el que te salvó, el que te libró de la ira venidera. La obediencia requiere sacrificio, pero
siempre trae gozo. Después de su bautismo, leemos que el etíope “siguió gozoso su camino”
(Hechos8:39). Levanta ahora tus ojos a los cielos y en quietud dile a tu amante Salvador: “Señor,
¿qué de mi bautismo?” El Señor Jesucristo dice claramente en Juan14:21: “El que tiene mis
mandamientos y los guarda, ese es el que me ama”. ¿Le amas?
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